1 oct 2013

El universo de Demiurgo

Os presentamos una presentación épica del mundo de Demiurgo y cómo funciona, para que vayáis "haciendo hambre", como suele decir mi queridísima madre. Esperamos que os guste ;)

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            Cronos se muere.
            El amo del tiempo vive sus últimos instantes, y en su decadencia, el universo parece haber empezado un lento declive: las estrellas se transforman en agujeros negros, y las espirales de las galaxias ralentizan su movimiento. Pero los cuerpos celestes no son los únicos en ser afectados, pues hasta la más ínfima porción de materia siente esta agonía. La muerte del tiempo es, en efecto, el fin de todas las cosas.
            Sí, Cronos se muere. Por esta razón ha hecho llamar a los demiurgos, a los creadores de mundos. Ellos tomaron la esencia del caos y la modelaron para crear vida. Ahora, los demiurgos se reúnen para ver cuál de ellos se transformará en el sucesor de Cronos. Sin embargo, convertirse en el dueño del tiempo conlleva una poderosa responsabilidad. No todos merecen alcanzar semejante categoría; algunos, de hecho, ni siquiera sabrían cómo manejar un poder tan inabarcable. Es por eso que, una vez reunidos, los demiurgos se enfrentarán en combate. Cronos los ha emplazado en el mismo centro del universo, al socaire de las ruinas que una vez conocieron el nacimiento de cuanto existe. Allí, el decrépito amo del tiempo observará un combate tras otro; miles de victorias y miles de derrotas, mientras los demiurgos más poderosos van creciendo en poder y fama; alzándose por encima de los demás… hasta el triunfo final.
            Pero este triunfo no resulta fácil de alcanzar, ya que, a la vez que pelea, cada demiurgo debe ocuparse de su propio mundo; aquél que ha creado, y que subsiste gracias a su voluntad. En sus brazos y piernas; en su mismo torso, crece y se desarrolla la materia a la que una vez dio forma. Así los bosques crecen a modo de vello, emergen las encrespadas montañas semejantes a las protuberancias de su espina dorsal, y los ríos surcan su piel al igual que las azuladas venas. En este mundo también nacen animales y hombres, pero son estos últimos los que más importan, pues los adoradores veneran al demiurgo, y su fe se eleva para otorgarle más resistencia, más presteza y más fuerza a los miembros. El demiurgo crea más adoradores con la materia obtenida tras sus victorias, y éstos le sustentan gracias a la oración. Todo tiene un orden.
            La arena se halla preparada, los demiurgos, amparados por los cientos de adoradores que habitan sus cuerpos, se hallan ansiosos por demostrar sus habilidades, y arriba…
            Arriba, Cronos espera.
            

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